14 de septiembre de 2010

- Con A y termina con A -

El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo.
Dios me ofrecía castigos y recompensas, me amenazaba con el infierno y me prometía el cielo;
Y YO TEMÍA Y CREÍA.
Han pasado los años.
YO YA NO TEMO NI CREO.
Y en todo caso, pienso, si merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento,
que así sea.
Así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de horribles turistas de la clase media;
y al fin y al cabo, se hará justicia.

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